CAPITULO SIETE: Formas de analizar un Liderazgo

Hay muchas maneras de analizar el liderazgo de alguien importante, una de ellas, tal vez la más frecuente, es además y en mi opinión la más peligrosa.

Lo frecuente es recurrir “a quien realmente conoció” al líder, de manera, que como si de un puzzle se tratara, se recompone la realidad, el estilo y el carácter del líder a través de las peculiares opiniones de estas fuentes autorizadas. Entre los seleccionados para contar “su historia del líder” suele abundar subordinados y familiares, haciendo aun mas sospechosas las posibles conclusiones resultantes.

Analizar el liderazgo a través de las personas a las que el líder tenia a cargo, es peligroso, por que como ya advertía un viejo dicho inglés, “No man is a Hero to his valet” que podemos traducir como: “Nadie es un Héroe para sus siervos”.

Con lo familiares, asistimos al mismo hecho, pero en el sentido contrario. Aunque puertas adentro, se pueda vivir una situación de guerra civil. Es difícil aceptar una crítica a un familiar cercano si esta procede de un extraño y ante la preguntas de alguien ajeno la respuesta natural es la alabanza.

Otro de los problemas que tiene analizar un liderazgo, no es ni el FOCUS ni el LOCUS. sino quienes profieren dicho análisis. Dicho de otro modo, todos tenemos prejuicios adquiridos. Es además evidente, que estos mismos prejuicios suelen ser compartidos por grupos, pues bien, las biografías las suelen ser redactar estudiosos, historiadores y en definitiva doctores de las letras. En el caso de Reagan, el juicio de estos, sin duda estará condicionado por el hecho de que Reagan, era de todo menos un Intelectual al uso, muy distinto al perfil erudito, del que hicieron los Presidentes que le antecedieron, como por ejemplo Nixon o Carter. Además, Reagan desdeñaba del saber erudito, conocía las limitaciones de ese tipo de conocimiento y se sentía fuerte, al saberse sobrado de sentido común.

Salvadas estas reticencias, existe un modelo que yo encuentro más simple y clarificador: La evolución del desempeño a través del cumplimiento de los Objetivos.

Según este sistema, Reagan fue un líder excepcional, ningún Presidente de la historia reciente de los EE.UU. puede presentar un balance de la gestión más positivo, con mayor índice de promesas cumplidas y de aceptación popular. Me remito al CAPITULO UNO, en referencia al Legado, para no alargar innecesariamente, los hechos de su presidencia.

Llevando al extremo esta teoría del liderazgo, entendida como evaluación de los objetivos, encontramos como una buena manera de conocer si verdaderamente un líder ha pasado a la posteridad, si al tratar de definir su legado, es posible remarcar algo importante e imperecedero de forma simple y rápida. Según este sistema Reagan estaría en el Panteón Presidencial.

George Washington: fue el padre fundador de la Patria.

Lincoln: Liberó a los Negros de la Esclavitud.

Franklin D. Roosevelt: fue el promotor del New Deal.

Ronald Reagan: Acabó con la guerra fría.

Pero por encima de todo, Reagan era un líder, en la medida en que los americanos así lo considerarán,.Como asi demostraron en los sucesivos sondeos, encuestas y polls. En las encuestas e ABC (entre otros) cerca del 40% de los votantes consideraba a Reagan como un “líder fuerte”. Un Topic especialmente importante en un país donde el Presidente, es además el comandante en Jefe de la mayor fuerza militar.

No fue casualidad que “Leadership That’s Working/ El liderazgo que funciona” fuera el eslogan con el que Ronald Wilson Reagan se presentara a la reelección.

Líder Democrático, la naturaleza de su autoridad fluctuó con el devenir de los años. Cuando comenzó su carrera política, apenas contaba con el reconocimiento popular derivado de su trabajo como actor. Con el trascurso de los años, esto cambió. Sus críticos siempre dijeron que Reagan era un político de tres ideas que las repitió hasta la saciedad, durante demasiados años. Esta critica puede ser verdad, Reagan desarrolló desde su primera intervención pública un mantra de ideas que repetía sin cesar. El mismo lo reconocía, dijo en una ocasión:

“Soy un gran creyente de repetir ideas y discursos una y otra vez, siempre que introduzca ligeras variaciones. Porque si de verdad crees algo profundamente, es mejor repetirlo a tiempo que guardártelo y tu además también te sientes mejor al expresarlo.”

Esta tripleta de ideas siempre bien repetidas, terminó por calar en un grupo del partido Republicano, se extendió la idea de que “Ronnie have a Plan/ Ronnie tiene un Plan.” Su pensamiento lleno de discursos sencillos y de ideas claras, tuvo una excelente acogida popular, sus ideas eran repetidas como si de mantras se tratasen, su autoridad se torno ideológica, hasta tal punto, que difícilmente se puede definir o hacer mención al Liberalismo Neoclásico o Neoliberalismo sin nombrarle.

Siempre salpicaba sus intervenciones con un cuento moral, de donde se extraían las enseñanzas adecuadas, durante su Presidencia agudizo esta práctica, potenciando como pocos la vertiente Didáctica de la Presidencia, su Autoridad Formal como Presidente la utilizó para forzarse una Autoridad Moral a prueba de escándalos.

Su salida de la Presidencia no apagó su influencia, pues tras 8 años de Comandante de Jefe, las cámaras legislativas (Congreso y Senado) se habían renovado, trasformando su mayoría ideológica a una similar a la Reagan. Ningún Presidente desde J.D Roosevelt había propiciado este hecho.

A nivel ciudadano, el Liderazgo de Reagan no parece olvidado tras su muerte. Hasta el punto, que la consigna republicana ante algunas disyuntivas a menudo se dirime con el popular “What would Reagan do?/ ¿Qué haría Reagan). La última vez que este fenómeno se repitió, fue en las elecciones primarias del Partido Republicano del 2008.




La naturaleza de la legitimidad y autoridad de Reagan fluctuó con los años, pero que su influencia haya resistido a los años, es buena muestra de su intensidad.

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